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No se oyen los pasos... Manuel Arduino

No se oyen los pasos en el corredor de la Muerte
Manuel Arduino Pavón
Voz y selección musical: Mercedes Menchero Verdugo
Duración: 4 minutos
FX: Audio-libro.com
Colección: Nuevos Autores

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El tambor del corazón a ritmo de danza macabra.
La crónica interior de la fatalidad más implacable, el intenso monólogo interior de una espera que se mueve rápidamente hacia el hombre que teme y piensa.

Los pasos de un condenado a muerte por el corredor que lleva a la meta aborrecida.
Paranoia de unos pasos sordos que sólo retumban en la mente, pasos que anuncia la mente.
Ahora que el fin es inevitable, sólo queda anticiparse a los hechos, conjurar el espanto. Hacer magia con el miedo.
Un condenado a muerte escapa por el corredor de la mente hacia el otro corredor de la muerte.
Sólo los verdugos se envalentonan con el silencio del tambor. (Manuel Arduino)

Soy el condenado a muerte.
No puedo esperar nada más.
Y sólo me queda esperar.
No fueron claros.
Gas, silla eléctrica, inyección, máquina del tiempo.
Sólo me queda esperar hasta escuchar los pasos por el corredor de la muerte.
Dar mis propios pasos por el corredor de la muerte.
Me pesan los párpados.
Pero quiero estar consciente.
Que no me despierten los pasos atronadores.
Que me despierte mi madre en la cama de la chinita.
Y que me hable de papá.
Del condenado de papá.

Me parece haber escuchado el ruido del viento.
Una voz apagada.
Debo estar volviéndome loco.
No escucho los pasos por el corredor de la muerte y escucho las cosas muertas.
La cama de material.
La escupidera.
Pero ni una palabra del condenado de papá.

La condenó a muerte a mi madre.
Él tiene la culpa de todo.
De mi destino.
De este silencio y de estas voces.
Tiene la culpa más grande de la tierra.
Cuando escuche los pasos por el corredor de la muerte primero va a venir la culpa.
La culpa del condenado de mi padre.
Yo no lo maté solo.
La culpa de mi padre me ayudó.
La culpa, el ruido del viento, el susurro sucio de los condenados a muerte que atravesaron el corredor.
Mi padre los mató a todos.
La culpa de mi padre los barrió.

Oigo los pasos.
Vienen por mí.
Querría estar muerto para reírme de ellos.
Para reírme de la expresión estúpida en la cara de los verdugos.
Es sólo cuestión de tiempo.
El que ríe último ríe mejor.

No se oyen los pasos.
Es una tortura horrorosa.
Creo que me va a estallar el corazón.
Mejor así, así no les sirvo de carnada.
Se van a tener que conformar con una bolsa de carbón y hielo.

(Manuel Arduino)

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