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Los zapaticos de rosa

septiembre 30, 2016 — 2 comentarios

Audiolibro: los zapaticos de rosa

José Martí

Los zapaticos de rosa

Poema

Voz: Lola Acevedo Díaz

Duración: 4 Minutos

Ambientación sonora: Gelosoft

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José Martí (1853-1895)

José Julián Martí Pérez fue un escritor, pensador, filósofo, poeta, ensayista, periodista, traductor y líder nacionalista fundador del Partido Revolucionario Cubano: un icono exponente de la Libertad que está considerado como «El Apóstol de la Independencia de Cuba de España«. Viajante, ideólogo, político e intelectual, su vida giró en todo momento sobre el enaltecimiento de los valores humanos, la democracia y una cultura modernista que ha proporcionado un legado imprescindible para entender la literatura latinoamericana desde finales del siglo XIX.

Audiolibros: José Martí -CC BY-SA 3.0 - John Manuel K T Restauration

José Martí murió un 19 de mayo de 1985 luchando por sus ideales en la Batalla de Dos Ríos donde se enfrentaban independentistas cubanos contra las fuerzas del Ejército colonial español durante la Guerra de la Independencia de Cuba.

Los zapaticos de rosa

Este exquisito cuento-poema se publicó en la revista infantil cubana La Edad de Oro en septiembre de 1889. En sus versos, José Martí reflexiona con gran dulzura y delicadeza cómo deben entenderse los sentimientos y los comportamientos humanos dentro de una sociedad. Para ello, Los zapaticos de rosa tiene como protagonista a una niña rica llamada Pilar que pasea con su madre por la playa luciendo un sombrero nuevo de plumas. Aunque su madre le advierte tener cuidado de no mojar sus zapaticos, Pilar regresa a su lado descalza ya que ha regalado sus zapaticos a una nueva amiga que acaba de conocer, una niña enferma que acude a un triste Mar para curarse.

Los zapaticos de rosa pone de manifiesto el sentido humanista, estético y sensible de Martí con un poema liderado por personajes femeninos que contraponen elementos como riqueza y pobreza, odio y compasión, salud y enfermedad, alegría y tristeza, en definitiva, un Poema que pone de manifiesto valores verdaderos y fundamentales como la belleza, el amor, la naturaleza y la esperanza.

Un poema que logra emocionar a través de unos sencillos versos magistralmente interpretados por la voz de Lola Acevedo Diaz.

José Martí: Poesía: Los zapaticos de rosa

Hay sol bueno y mar de espuma,
Y arena fina, y Pilar
Quiere salir a estrenar
Su sombrerito de pluma.

«¡Vaya la niña divina!»
Dice el padre y le da un beso:
«¡Vaya mi pájaro preso
A buscarme arena fina!»

«Yo voy con mi niña hermosa»,
Le dijo la madre buena:
«¡No te manches en la arena
Los zapaticos de rosa!»

Fueron las dos al jardín
Por la calle del laurel:
La madre cogió un clavel
Y Pilar cogió un jazmín.

Ella va de todo juego,
Con aro, y balde, y paleta:
El balde es color violeta:
El aro es color de fuego.

Vienen a verlas pasar:
Nadie quiere verlas ir:
La madre se echa a reír,
Y un viejo se echa a llorar.

El aire fresco despeina
A Pilar, que viene y va
Muy oronda: «¡Di, mamá!
¿Tú sabes qué cosa es reina?»

Y por si vuelven de noche
De la orilla de la mar,
Para la madre y Pilar
Manda luego el padre el coche.

Está la playa muy linda:
Todo el mundo está en la playa:
Lleva espejuelos el aya
De la francesa Florinda.

Está Alberto, el militar
Que salió en la procesión
Con tricornio y con bastón,
Echando un bote a la mar.

¡Y qué mala, Magdalena
Con tantas cintas y lazos,
A la muñeca sin brazos
Enterrándola en la arena!

Conversan allá en las sillas,
Sentadas con los señores,
Las señoras, como flores,
Debajo de las sombrillas.

Pero está con estos modos
Tan serios, muy triste el mar:
¡Lo alegre es allá, al doblar,
En la barranca de todos!

Dicen que suenan las olas
Mejor allá en la barranca,
Y que la arena es muy blanca
Donde están las niñas solas.

Pilar corre a su mamá:
«¡Mamá, yo voy a ser buena:
Déjame ir sola a la arena:
Allá, tú me ves, allá!»

«¡Esta niña caprichosa!
No hay tarde que no me enojes:
Anda, pero no te mojes
Los zapaticos de rosa.»

Le llega a los pies la espuma:
Gritan alegres las dos:
Y se va, diciendo adiós,
La del sombrero de pluma.

¡Se va allá, dónde ¡muy lejos!
Las aguas son más salobres,
Donde se sientan los pobres,
Donde se sientan los viejos!

Se fue la niña a jugar,
La espuma blanca bajó,
Y pasó el tiempo, y pasó
Un águila por el mar.

Y cuando el sol se ponía
Detrás de un monte dorado,
Un sombrerito callado
por las arenas venía.

Trabaja mucho, trabaja
Para andar: ¿qué es lo que tiene
Pilar que anda así, que viene
Con la cabecita baja?

Bien sabe la madre hermosa
Por qué le cuesta el andar:
«¿Y los zapatos, Pilar,
Los zapaticos de rosa?»

«¡Ah, loca! ¿en dónde estarán?
¡Di, dónde, Pilar!» ?«Señora»,
Dice una mujer que llora:
«¡Están conmigo: aquí están!»

«Yo tengo una niña enferma
que llora en el cuarto oscuro.
Y la traigo al aire puro
A ver el sol, y a que duerma.

»Anoche soñó, soñó
con el cielo, y oyó un canto:
Me dio miedo, me dio espanto,
Y la traje, y se durmió.

»Con sus dos brazos menudos
Estaba como abrazando;
Y yo mirando, mirando
Sus piececitos desnudos.

»Me llegó al cuerpo la espuma,
Alcé los ojos, y vi
Esta niña frente a mí
Con su sombrero de pluma».

«¡Se parece a los retratos
Tu niña!» dijo: «¿Es de cera?
¿Quiere jugar? ¡Si quisiera!…
¿Y por qué está sin zapatos?

»Mira: ¡la mano le abrasa,
Y tiene los pies tan fríos!
¡Oh, toma, toma los míos;
Yo tengo más en mi casa!»

«No sé bién, señora hermosa,
Lo que sucedió después:
¡Le vi a mi hijita en los pies
Los zapaticos de rosa!»

Se vio sacar los pañuelos
A una rusa y a una inglesa;
El aya de la francesa
Se quitó los espejuelos.

Abrió la madre los brazos:
Se echó Pilar en su pecho,
Y sacó el traje deshecho,
Sin adornos y sin lazos.

Todo lo quiere saber
De la enferma la señora:
¡No quiere saber que llora
De pobreza una mujer!

«¡Sí, Pilar, dáselo! ¡y eso
También! ¡Tu manta! ¡Tu anillo!»
Y ella le dio su bolsillo:
Le dio el clavel, le dio un beso.

Vuelven calladas de noche
A su casa del jardín:
Y Pilar va en el cojín
De la derecha del coche.

Y dice una mariposa
Que vio desde su rosal
Guardados en un cristal
Los zapaticos de rosa.

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Literatura Mundial Contemporánea

Audioliteratura

Literatura del siglo XX

 Poesía

Narrativa

Teatro

Duración: 8 horas y 53 minutos.

11CDS:

2 de poesía, 6 de narrativa y 3 de teatro

LITERATURA MUNDIAL CONTEMPORÁNEA

[Audiolibros producidos por Rafael Herrera Gil]

Les presentamos un viaje literario con los más representativos poetas, novelistas y dramaturgos del Siglo XX

Escuchar Demo:

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Autores y obras:

POESÍA

1

– Federico García Lorca (España): “Canción del jinete”, “Muerte de Antoñito el Camborio”,

“Romance de la luna, luna”, “Romance de la Guardia Civil Española”.

– Miguel Hernández: “Cartas”, “Elegía”

– Juan Ramón Jiménez (España): “El viaje definitivo”, “Remordimiento”, “Nostalgia”,

“Reproches”.

– César Vallejo (Perú): “A mi hermano Miguel”, “Masa”, “El poeta a su amada”, “Los dados

eternos”, “Los heraldos negros”.

– Jorge Carrera Andrade (Ecuador): “Juan Sin Cielo”, De El hombre planetario: XIX, XX;

“Segunda vida de mi madre”.

– Pablo Neruda (Chile): “Poema 15”, De Canto General: “Alturas de Macchu Picchu” VI, VII,

VIII, “Walking around”.

2

– Paul Eluard (Francia): “En abril de 1944 París todavía respiraba”, “La muerte, el amor la

vida”.

– T. S. Eliot (Estados Unidos- Inglaterra): De La tierra devastada: “La canción de amor de

Alfred J. Prufrock”.

– Salvatore Quasimodo (Italia): “A tu lumbre, náufrago”, “La dulce colina”, “Carta”, “Guitarras muertas”, “El falso y verdadero verde”

– Mario Benedetti (Uruguay): “Asunción de ti” 1 2 3.

– Octavio Paz (México): “Viento”, “La poesía”.

– Nicanor Parra (Chile): “Último brindis”,“Test”.

Narrativa

3

– Jorge Icaza (Ecuador): Huasipungo (fragmento).

– José de la Cuadra (Ecuador): Los Sangurimas (fragmento).

– Pablo Palacio (Ecuador): “Un hombre muerto a puntapiés”.

4

– William Faulkner (Estados Unidos): En la ciudad (fragmento).

– Ernest Hemingway (Estados Unidos): “Historia natural de los muertos” (fragmento).

– Albert Camus (Francia): El extranjero (fragmento).

5

– Miguel Ängel Asturias (Guatemala): El señor Presidente (fragmento).

– Alejo Carpentier (Cuba): El recurso del método (fragmento).

- Jorge Luis Borges (Argentina): De Ficciones “Las ruinas circulares”.

– Juan Rulfo (México): Pedro Páramo (fragmento).

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6

– Camilo José Cela (España): La familia de Pascual Duarte (fragmento).

– José Saramago (Portugal): Ensayo sobre la ceguera (fragmento).

– Morris West (Australia): Arlequín (fragmento).

7

– Gabriel García Márquez (Colombia): Cien años de soledad (fragmento).

– Mario Vargas Llosa (Perú): La ciudad y los perros (fragmento).

8

-Isabel Allende (Chile): La ciudad de las bestias (fragmento).

– Carlos Fuentes (México): La región más transparente (fragmento).

Historia de la Literatura del siglo XX

TEATRO

9

Samuel Beckett (Irlanda): Esperando a Godot (escena).

– Eugenio Ionesco (Rumania): El rey se muere (escena).

– Jean Genet (Francia): Las criadas (escena).

10

. Arthur Miller (Estados Unidos): La muerte de un viajante (escena).

– Tennesee Williams (Estados Unidos): Un tranvía llamado Deseo (escena).

11

– Bertold Brech (Alemania): La excepción y la regla.

– Antonio Buero Vallejo (España): Historia de una escalera (escena).

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Rafael Herrera


La Voz de los Poetas

Audioliteratura

VozPoetasW

96 Poemas

39 Poetas

Poetas Españoles y de otros idiomas. 

Poetas Hispanoamericanos.

Poetas Ecuatorianos.

Duración: 2 horas y 46 minutos.

3CDS:

Contenido:

RAFAEL HERRERA GIL es LA VOZ DE LOS POETAS

ESPAÑOLES Y DE OTROS IDIOMAS

Poesía de Jorge Manrique (España):
“Coplas” ( a la muerte de su padre).
Poesía de Fray Luis de León (España):
Oda I, “Vida retirada”.
Poesía de Luis de Góngora (España):
“La más bella niña”.
Poesía de Lope de Vega (España):
“Pobre Barquilla mía”.
Poesía de Gustavo Adolfo Bécquer (España):
Rimas IV XXX LIII
Poesía de Antonio Machado (España):
“Anoche cuando dormía”
“El crimen fue en Granada” 1, 2, 3.
“Proverbios y Cantares”: XXXIX
Poesía de Federico García Lorca (España):
“Canción del jinete”
“Romance de la luna, luna”
“Muerte de Antoñito el Camborio”
“Romance de la Guardia Civil Española”
Poesía de Miguel Hernández (España):
“Cartas”
“Elegía” ( a Ramón Sijé)
Poesía de Juan Ramón Jiménez (España)):
De Jardines lejanos:
“El viaje definitivo”, “Remordimiento”, “Nostalgia”, “Reproches”.
Poesía de Víctor Hugo (Francia):
“Oceano Nox”.
Poesía de Lord Byron (Inglaterra):
“La lágrima”
Poesía de Carlos Baudelaire (Francia):
“El albatros”
Poesía de Walt Whitman (Estados Unidos):
De Canto a mi mísmo: 1 24
Poesía Paul Eluard (Francia):
“En abril de 1944 París todavía respiraba”, “La muerte, el amor la vida”.
Poesía de T. S. Eliot (Estados Unidos- Inglaterra):
De La tierra devastada: “La canción de amor de J. Alfred J. Prufrock

Escuchar Demo:

Descargar Demo:

HISPANOAMERICANOS: POETAS Y POETISAS

Poesía de Sor Juana Inés de la Cruz (México):
“Redondillas”.

Poesía de Alfonsina Storni (Argentina):
“Adiós”, Queja”, “Soy un alma desnuda”.

Poesía de Juana de Ibarborou (Uruguay):
“El dulce milagro”, “Como la primavera”, “ Despecho”, “La hora”.

Poesía de Rosario Sansores (México):
“El retorno”, “Tengo celos”, “Sombras”, “Del pecado de amarte”.

Poesía de José Martí (Cuba):
“La niña de Guatemala”, “Versos sencillos”

Poesía de José Asunción Silva (Colombia):
“Nocturno”

Poesía de Rubén Darío (Nicaragua):
“A Colón”, “Lo fatal”, Canción de otoño en primavera”

Poesía de César Vallejo (Perú):
“A mi hermano Miguel”, “Masa”, El poeta a su amada”, “Los dados eternos”, “Los heraldos

Poesía de Porfirio Barba Jacob (Colombia):
“Soberbia”, “Canción de la vida profunda”,

Poesía de Pablo Neruda (Chile):
“Poema 15”, De “ de Macchu Picchu”: VI, VII, VIII, “Walking around”.

Poesía de Amado Nervo (México):
“El día que me quieras”, “En paz”, “Gratia plena”.

Poesía de Manuel Acuña (México):
“Nocturno” A Rosario.

Poesía de Octavio Paz (México):
“Viento”, “La poesía”.

Poesía de Mario Benedetti (Uruguay):
“Asunción de ti” 1, 2,

Poesía de Nicanor Parra (Chile):
“Último brindis”, “Test”.

Escuchar Demo:

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ECUATORIANOS

Poesía de Medardo Ángel Silva:
“Aniversario”
“Estancias”: 1, 7, 8
“El alma en los labios”

Poesía de Arturo Borja:
“Vas lacrimae”
“Primavera mística y lunar”
“Para mí tu recuerdo”

Poesía de Ernesto Noboa y Caamaño:
“Emoción vesperal”
“Hastío”

Poesía de Miguel Ángel León:
“El agua”
“El fuego”
“Canto al Chimborazo”

Poesía de Jorge Carrera Andrade:
“Juan Sin Cielo”
De “El hombre planetario”: XIX, XX
“Segunda vida de mi madre”

Poesía de Gonzalo Escudero:
“Balada en cuatro tiempos”
“Elegía del amor terreno”

Miguel Ángel Zambrano:
De “Mensaje”:
Décima tercera palabra
Décima octava palabra

Poesía de César Dávila Andrade:
“Carta a una colegiala”
“Carta de la ternura distante”

Poesía de Rafael Herrera Gil:
“Madre”
“Mujer”

Escuchar otra demostración:

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Literatura española

Literatura hispanoamericana

Imagen: Hombre leyendo


La muerte de la emperatriz de China
Rubén Darío
Voz: Jesús Rois Frey
Duración: 17 minutos
Ambientación Sonora: Jesús Rois
Edición y Producción: Alén da Lúa

Escultura china : Emperatriz de China

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Precio de la descarga : 1,18 Euros

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En este magnífico relato Rubén Darío nos cuenta cómo una pareja vive tan intensamente enamorados como el primer día… hasta que él recibe una escultura de “La emperatriz de la China”. Escultor y amante del arte chino se queda prendado y obsesionado por la belleza de la obra; tanto es así que descuida su trabajo y a su esposa. Al final los celos y la nostalgia de su mujer desencadenan en una sanadora venganza.

Una delicada y fina reflexión sobre el Amor.

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Romanticismo

Literatura hispanoamericana

A Margarita

noviembre 28, 2012 — 1 Comentario

A Margarita DebayleA Margarita Debayle
Poema-Cuento
Rubén Darío
Voz: Sonia García
Duración: 3:28
Música: MusOpen (cc:by-nc-sa)
Audiolibro Gratis

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Descargar gratis: A Margarita de Rubén Darío

«A Margarita» fue escrito para la nicaragüense Margarita Debayle, una niña de cinco años. En aquellos días Rubén Darío fue invitado por el padre de Margarita a visitar la isla de El Cardón y la niña le pidió que le escribiera un cuento… y Rubén lo hizo en forma de Poesía. El poema se considera una inspiración literaria que expresa la Belleza en forma de narración y descripción; el uso del lenguaje también expresa un realismo particular y nos lleva a explorar el Poema trasladándonos a otro mundo y haciendo que el lector lo dibuje en su mente y capte la «esencia».

Otra vez más Rubén Darío asume todas la corrientes literarias de su tiempo: el Simbolismo, modernismo, el parnasianismo, el romanticismo y el realismo. Innovador de lenguaje poético, al que dotó de colorido y sonoridad.

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El hombre de oro

febrero 16, 2012 — 1 Comentario

El hombre de oroEl hombre de oro
(1897)
Rubén Darío
Duración: 1 hora 15 minutos
Voz: Jesús Rois Frey
Música y ambientación:
Jesús Rois Frey
Audiolibros con alma

Escuchar Demo:

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Precio de la descarga : 2 Euros        

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Fue en Chile en 1887, junto a Eduardo Poirier, cuando Rubén Darío escribió en diez días su primera novela, Emelina:

…Diré que nuestra obra puede adolecer de los defectos consiguientes a la precipitación con que se hizo, mas es bien intencionada, sana y en mi opinión pertenece al género que cuenta con más partidarios entre los que en Chile leen novelas y sobre todo entre las damas, cuyos gustos hemos tenido muy presentes al formar su trama y describir sus escenas…

[Extraído del Prólogo de Emelina]

Diez años después se publica El hombre de oro, una novela ambientada en la Roma antigua en tiempos del emperador Tiberio César, poco después de la muerte y resurrección de Cristo. Para algunos una novela inédita o inconclusa, pero exquisitamente ambientada y narrada con un final que dejará al  lector lleno de expectación.

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Rubén Darío

Modernismo

Literatura hispanoamericana

Poesía


No se oyen los pasos... Manuel Arduino

No se oyen los pasos en el corredor de la Muerte
Manuel Arduino Pavón
Voz y selección musical: Mercedes Menchero Verdugo
Duración: 4 minutos
FX: Audio-libro.com
Colección: Nuevos Autores

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El tambor del corazón a ritmo de danza macabra.
La crónica interior de la fatalidad más implacable, el intenso monólogo interior de una espera que se mueve rápidamente hacia el hombre que teme y piensa.

Los pasos de un condenado a muerte por el corredor que lleva a la meta aborrecida.
Paranoia de unos pasos sordos que sólo retumban en la mente, pasos que anuncia la mente.
Ahora que el fin es inevitable, sólo queda anticiparse a los hechos, conjurar el espanto. Hacer magia con el miedo.
Un condenado a muerte escapa por el corredor de la mente hacia el otro corredor de la muerte.
Sólo los verdugos se envalentonan con el silencio del tambor. (Manuel Arduino)

Soy el condenado a muerte.
No puedo esperar nada más.
Y sólo me queda esperar.
No fueron claros.
Gas, silla eléctrica, inyección, máquina del tiempo.
Sólo me queda esperar hasta escuchar los pasos por el corredor de la muerte.
Dar mis propios pasos por el corredor de la muerte.
Me pesan los párpados.
Pero quiero estar consciente.
Que no me despierten los pasos atronadores.
Que me despierte mi madre en la cama de la chinita.
Y que me hable de papá.
Del condenado de papá.

Me parece haber escuchado el ruido del viento.
Una voz apagada.
Debo estar volviéndome loco.
No escucho los pasos por el corredor de la muerte y escucho las cosas muertas.
La cama de material.
La escupidera.
Pero ni una palabra del condenado de papá.

La condenó a muerte a mi madre.
Él tiene la culpa de todo.
De mi destino.
De este silencio y de estas voces.
Tiene la culpa más grande de la tierra.
Cuando escuche los pasos por el corredor de la muerte primero va a venir la culpa.
La culpa del condenado de mi padre.
Yo no lo maté solo.
La culpa de mi padre me ayudó.
La culpa, el ruido del viento, el susurro sucio de los condenados a muerte que atravesaron el corredor.
Mi padre los mató a todos.
La culpa de mi padre los barrió.

Oigo los pasos.
Vienen por mí.
Querría estar muerto para reírme de ellos.
Para reírme de la expresión estúpida en la cara de los verdugos.
Es sólo cuestión de tiempo.
El que ríe último ríe mejor.

No se oyen los pasos.
Es una tortura horrorosa.
Creo que me va a estallar el corazón.
Mejor así, así no les sirvo de carnada.
Se van a tener que conformar con una bolsa de carbón y hielo.

(Manuel Arduino)

Colección Nuevos Autores
Terror
Audiolibros gratis
Descargar No se oyen los pasos ahora

El fardo

noviembre 1, 2010 — 2 comentarios

El fardo
Azul, cuentos en prosa
Rubén Darío
Modernismo
Voz, edición y montaje:
Jesús Rois Frey
Duración: 12 Minutos
Música: Jesús Rois Frey & Classiccat

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Precio de la descarga : 1 Euro

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Rubén Darío nació en Metapa (Nicaragua) en 1867. Este gran poeta asimiló todas la corrientes literarias de su época: simbolismo, parnasianismo, romanticismo, realismo… y las fundió en una sola, superando muchas de ellas y llegando a crear un movimiento poético, El Modernismo, que tendría como base la espiritualidad y la toma de conciencia de los problemas americanos y españoles. Darío fue, además, un innovador del lenguaje poético, al que dotó de colorido y sonoridad.
Entre sus obras destacan Azul, Prosas profanas, El canto errante y Cantos de vida y esperanza.
Murió en León de Nicaragua en 1916.

El fardo es el segundo de los cuentos pertenecientes a Azul; una historia conmovedora en muy poco tiempo que sin duda hará suspirar a toda aquella persona que se acerque al relato. Cuando éste termina, las palabras del genial autor se quedan flotando en la nebulosa de los pensamientos durante un buen rato dejando la sensación de que queremos más, de forma que se hace difícil escucharlo sólo una vez.

Indispensable.

Azul es una colección de cuentos y poemas publicada por primera vez en 1886, que marcará el comienzo del Modernismo Hispánico.

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Literatura hispanoamericana

Modernismo

Realismo

Romanticismo

Simbolismo

Hombres necios Poema

diciembre 7, 2009 — 2 comentarios

Hombres necios
Poema
Sor Juana Inés de la Cruz
Voz: Mercedes Menchero Verdugo
Duración: 3 minutos
Descarga directa gratuita
Música: Ehma (cc:by-sa)

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Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, nació en San Miguel Nepantla, México, 12 de noviembre de 1651 (o 1648, de acuerdo a algunas fuentes). Murió en Ciudad de México, un 17 de abril de 1695. Fue una religiosa católica, poeta y dramaturga novohispana. Por la importancia de su obra, recibió los sobrenombres de El Fénix de América y La décima Musa.

 

 

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia,
y luego con gravedad
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Queréis con presunción necia
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Tais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que falta de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que con desigual nivel
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata ofende
y la que es fácil enfada?

Mas entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos enhorabuena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada,
la que cae de rogada
o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar
y después con más razón
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.

El fantasma

May 3, 2009 — Deja un comentario

fantasmaEl fantasma
Juan del Páramo
Voz: María Teresa Ramírez García
Duración: 7 Minutos
Música: OpenMus
Audio completo
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Seudónimo del autor: Juan del Páramo.
Nombre del autor: Jonathan Alexander España Eraso.
Introducción: Víctor Hugo.

Primer audiolibro de nuestra colección.

Texto

Quienquiera que tú seas, teme, en esa honda sima,
El roce de los vagos pasajeros del sueño…
¡Oh! ¡Los soplos! ¡Temed los soplos de la noche!
¿Adónde os arrebatan? Los cautivos de un sueño
se hacen sueño ellos mismos y caen, fatalmente,
en el enjambre negro de los rostros etéreos.
Víctor Hugo.

El cigarrillo dibuja la muerte y él también la dibuja, convirtiendo a aquella pasión en la solitaria soledad de su aposento.

Todo se muere: la rosa, el amor, los humores, tu rostro, la vida, el olvido, la muerte; también esta palabra se muere, su lectura, su ruido; solo queda un recurso: convertir a la muerte en pasión. Entre deseos y paredes, la silla crepita y ese es el único sonido que interrumpe el silencio; Un hombre imagina fantasmas viviendo dentro del closet y sonríe sin darse cuenta ante el último vestigio de los miedos de la niñez.

Él dibuja ventanas en todas partes, en los muros más altos y en los muros más bajos, en la paredes deformes, en los rincones, en el cielo y hasta en el piso y los techos; dibuja ventanas como si dibujara pájaros o montañas, en el día, en la noche, en las miradas y en los ojos de los fantasmas; habla de diversos ojos: ojos mortecinos e hinchados de noctámbulos, ojos falsos y ojerosos, ojos entornados casi expirantes entre los párpados enrojecidos por el llanto, ojos lagañosos por la enfermedad… todos los ojos de los fantasmas he visto en torno mío –comentó alguna vez- y para él los fantasmas eran solo ojos separados de todo, que se movían aquí y allá, dentro y fuera del closet para mirarlo. Pero él seguía incesante en su tarea, dibujando ventanas en los alrededores de la muerte, en las tumbas y los árboles; dibujaba ventanas en las puertas, pero nunca dibujó
una puerta; no quería entrar ni salir de su aposento, sabía que no se podía, solamente quería ver: ver, porque también era un fantasma y dibujaba ventanas en todas partes.

Cierta noche se acercó a la ventana que dibujó en la pared de su morada, daba a la calle; aquella ventana le mostraba luces tenues que rompían la oscuridad, pero que no eran suficientes para advertir si los peatones siguen deambulando o si está sola también su mirada, palpablemente sorda allá afuera: ¿por qué le pesará tanto la vida a veces, si es un fantasma?

Se acerca más a la ventana, la abre y un par de gotas logran alcanzarlo -es sabido que la noche cálida augura lluvia-. Ahora los árboles, los autos, las casas y la calle adquieren el brillo del agua, parece que todo estuviera plastificado o cristalizado; la quietud del paisaje es una certeza; solo algunas hojas se atreven a moverse y el agua, claro.

Bajo la luz que chorrea una columna de alumbrado, una mujer llama su atención, llama su mirada, su mirada de fantasma. El cuerpo preparado para un salto, los brazos extendidos como si un cisne estuviera a punto de emprender el vuelo, las palmas hacia arriba como si no quisiera que se le escapase la lluvia. Lleva un vestido suave o eso adivina por el modo en que se le adhiere al cuerpo; no ve la expresión de la cara pero habrá una sonrisa húmeda y unos ojos llenos de ensueño. Y él que no puede apartar su ciega y fría mirada de lo único vivo de la calle. Esa imagen, esa mujer, forma una simbiosis con el agua y con él mismo, que se pone bajo su piel sintiendo cada gota golpear y erizar su suavidad mientras resbala por el cuello y es absorbida y empapada en el escote. La recorre, porque él también es lluvia en la noche, él también la toca con la mirada y empapa su vestido.

Lucres Raras

 

La razón fantasma le grita que está loco, fantasma (fantasma loco), pero qué importa la cordura fantasmal si por primera vez la pasión puede adueñarse por un instante de la belleza, de la dibujada re-creación.

Y ahí, en medio del silencio de su aposento, los fantasmas salen con libertad del closet mientras un hombre-fantasma mira cómo se desdobla y danza en el cuerpo de una mujer, bajo una noche mojada.

Un grito desgarra la noche y se silencia con la frenada violenta de un camión encendido hasta el techo con luces de una ciudad entera de neones, el aposento está mojado, el cuerpo aún está tibio, sus ojos recién comienzan a cerrarse; un manto negro se adueña de la última mirada desdibujada, los vestigios fantasmales empiezan a renacer nuevamente en el closet…

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