Henry James nació en Nueva York en 1843 y murió en Londres un 28 de febrero de 1916.
Escritor y crítico literario estadounidense fue conocido por sus novelas y relatos basados en la conciencia.
Los amigos de los amigos es una historia de fantasmas evocada desde el corazón de las relaciones humanas y la intriga.
El diablo de la botella The Bottle Imp
Robert Louis Stevenson
Voz: Carlos Alberto Lara Carranza
Duración: 1 hora 20 minutos
Música: Krayne & Jcw (cc:by-sa)
Este relato cuenta la historia de una botella que tiene en su interior un diablo que hace realidad cualquier deseo.
El diablo de la botella (1891) es uno de los mejores relatos de aventuras y misterio del autor escocés Stevenson. Una narración que describe un paisaje y unos personajes con un telón de fondo muy oscuro. Un pacto con el diablo.
Jean Lorrain es el seudónimo de Paul Alexandre Martin Duval.
Nació en Fécamp, un 9 de agosto de 1855 y murió en París, el 30 de junio de 1906.
Escritor francés «maldito» representante del movimiento simbolista. Este cuento sobre las máscaras y la nada es una auténtica pesadilla narrada por un «bebedor de éter«.
Leopoldo Alas Clarín, es junto con Benito Pérez Galdós, uno de los mejores novelistas del siglo XIX. Representante del realismo y naturalismo, traza con maestría una visión crítica contra la hipocresía religiosa y burguesa de su época. Clarín es por tanto, uno impulsores de la crítica literaria moderna española.
Uno de los más grandes escritores del siglo XIX: Leopoldo Alas «Clarín». Adiós Cordera es una denuncia contra la civilización destructora, el capitalismo y la guerra. Bellísimo cuento rebosante de lirismo y de ternura.
Leopoldo Alas Clarín nació en Zamora en 1852. Además de literato obtuvo una cátedra en la Facultad de Derecho en la Universidad de Oviedo, circunstancia que, según el propio Clarín, influyó en su especial desvelo por conseguir una prosa exacta, precisa y clara; despojada de cualquier adorno superfluo.
Muere joven en 1901.
Estamos seguros que esta adaptación en formato audiolibro, ambientado musicalmente y con la Voz de Carlos Alberto Lara Carranza sea del agrado de mayores y pequeños.
Para muchos, un cuento de hadas desconocido, pero seguro que os hará sentir un agradable cosquilleo que evocará vuestra tierna infancia.
Julia de Asensi (1859-1921) periodista y escritora de adultos y de niños. Desde audio-libro.com queremos recordar la gran calidad y calidezde sus cuentos para niños y niñas.
La Condena, Una historia para Felice B, es la primera novela corta de Franz Kafka publicada en 1912. Se trata de una reflexión sobre el complejo de Edipo.
Todos estos cuentos se han traducido a todos los idiomas y han alcanzado gran popularidad entre mayores y niños.
La Reina de las Nieves, en danés, Snedronningen, es un cuento de hadas publicado por primera vez en 1845 que narra las aventuras de dos niños, Kai y Gerda, en un mundo fantástico y lleno de magia.
Existen métodos insuficientes, casi pueriles, que también pueden servir para la salvación. He aquí la prueba:
Para guardarse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave. Aunque todo el mundo sabía que este recurso era ineficaz, muchos navegantes podían haber hecho lo mismo, excepto aquellos que eran atraídos por las sirenas ya desde lejos. El canto de las sirenas lo traspasaba todo, la pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones mas fuertes que mástiles y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bién quizá alguna vez, algo había llegado a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo de cadenas. Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas con inocente alegría. Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad de haberlas vencido mediante las propias fuerzas. En efecto, las terribles seductoras no cantaron cuando pasó Ulises; tal vez porque creyeron que a aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de felicidad en el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas les hizo olvidar toda canción. Ulises, (para expresarlo de alguna manera) no oyó el silencio. Estaba convencido de que ellas cantaban y que sólo él se hallaba a salvo. Fugazmente, vió primero las curvas de sus cuellos, la respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos. Creía que todo era parte de la melodía que fluía sorda en torno de él. El espectáculo comenzó a desvanecerse pronto; las sirenas se esfumaron de su horizonte personal, y precisamente cuando se hallaba más próximo, ya no supo mas acerca de ellas. Y ellas, más hermosas que nunca, se estiraban, se contoneaban. Desplegaban sus húmedas cabelleras al viento, abrían sus garras acariciando la roca. Ya no pretendían seducir, tan sólo querían atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises. Si las sirenas hubieran tenido conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas permanecieron y Ulises escapó. La tradición añade un comentario a la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino, que incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más que esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera a modo de escudo
Por colinas, caballos veloces
aplastaban la nieve profunda…
A un lado un templo sagrado
solitario asomaba al camino.
…………………
Mas de pronto estalló la nevasca,
y la nieve cayó a grandes copos.
En el ala azabache un silbido,
sobrevuela un cuervo el trineo.
¡El gemido auguraba desdichas!
Los caballos de andar presuroso
oteaban las sombras lejanas,
y alzando sus crines…
ZHUKOVSKI
La tempestad de Nieve cuenta la historia de una pareja que se ama pero y no pueden casarse. Por lo tanto, deciden escaparse para realizar un boda clandestina. Pero el destino es cruel y cuando tienen todos los preparativos para poder encontrarse se produce una brutal nevasca que les deja incomunicados…
El huésped de Drácula
(El invitado de Drácula)
Bram Stoker
Voz: Carlos Alberto Lara Carranza
Duración: 30 Minutos Romanticismo
Música: Mertruve & Doc (cc:by-sa)
Abraham Stoker nace en Irlanda en 1847 y muere en Londres, Inglaterra en 1912.
Bram Stoker (pseudónimo) se hizo famoso por su célebre novela vampiresca Drácula que fue publicada en 1897. La creación de este personaje ha inspirado un sinfín de novelas, cuentos y relatos, continuaciones, películas, cómics…
El huésped de Drácula (o El invitado de Drácula) es un relato de terror y misterio publicado a título póstumo en 1914. Jonathan Harker continúa su diario con esta gótica y romántica narración sobre el vampiro más famoso de la Literatura. Seguro que esta ambientada versión sonora será del agrado de todos los amantes del Terror y el Misterio.
Los ladrones de cadáveres
Robert Louis Stevenson
Voz: Carlos Alberto Lara Carranza
Duración: 60 Minutos
FX: Audio-Libro.com
Terror y Misterio
Música: Nangilima (cc:by-sa)
Robert L. Stevenson nació en Edimburgo en 1850. Está considerado como uno de los novelistas ingleses del siglo XIX de mayor sensibilidad. Es autor de novelas tan famosas como La isla de tesoro, El diablo de la botella, Los hombres dichosos, Olalla o el hombre y El monstruo.
Apasiona al lector o al oyente debido a su gran fuerza narrativa.
Murió en Samoa, en 1894, enfermo de tuberculosis.
Los ladrones de cadáveres (The Body Snatcher), publicado en 1884, narra la tenebrosa y oscura historia de un estudiante de medicina inglés inmerso en una espantosa trama basada en la profanación de cementerios, de los cuales, obtendrá cadáveres para su estudio a cualquier precio.
Don Vicente Blasco Ibáñez nació en Valencia el 29 de enero de 1867. Escritor, periodista y político; muere en Francia en 1928.
Fue uno de los más grandes exponentes del Naturalismo literario. Sus obras más importantes son: Cañas y barros, El caballero de la Virgen, Entre naranjos, Los cuatro jinetes del Apocalipsis y Sangre y Arena.
El Milagro de San Antonio es uno de los mejores cuentos valencianos de Blasco Ibáñez sobre el amor y las creencias de nuestro país. Con exquisita dulzura, el autor nos enamorará todos con una tierna historia de amor que cuenta el celestial apoyo del San Antonio para culminar en un final feliz.
Esperamos que esta versión en formato Audiolibro sea del agrado de todas y todos.
El fabricante de ataúdes
Alexander Pushkin
Voz: Carlos Alberto Lara Carranza
Duración: 22 Minutos
Música: Dreamerion, Gregoire Lourme &
Matthew Tyas (cc:by-sa)
FX: Audiolibro.org
El fabricante de ataúdes es un relato de terror y misterio de Alexander Pushkin.
Pocos audiolibros consiguen una atmósfera tan terrorífica y agobiante como la que aquí les presentamos. Esperamos que disfruten con su reiterada escucha.
Resulta bastante curiosa la idea que algunas personas piadosas tienen de las blasfemias. Creen que ciertas letras del alfabeto, ordenadas de una forma o de otra, pueden, en uno de esos sentidos, lo mismo agradar infinitamente al Eterno como, dispuestas en otro, ultrajarle de la forma más horrible, y sin lugar a dudas ese es uno de los más arraigados prejuicios que ofuscan a la gente devota.
A la categoría de las personas escrupulosas en lo que respecta a las “b” y a las “f” pertenecía un anciano obispo de Mirepoix, que a comienzos de este siglo pasaba por ser un santo. Cuando un día iba a ver al obispo de Pamiers, su carroza se atascó en los horribles caminos que separan esas dos ciudades: por más que lo intentaron los caballos no podían hacer más.
-Monseñor -exclamó al fin el cochero, a punto de estallar-, mientras permanezcas ahí mis caballos no podrán dar un paso.
-¿Y por qué no? -contestó el obispo.
-Porque es absolutamente necesario que yo suelte una blasfemia y Vuestra Ilustrísima se opone a ello; así, pues, haremos noche aquí si no me lo permite.
-Bueno, bueno -contestó el obispo, zalamero, santiguándose-, blasfema, pues, hijo mío, pero lo menos posible.
El cochero blasfema, los caballos arrancan, monseñor sube de nuevo… y llegan sin novedad.
Hay pocos seres en el mundo tan libertinos como el cardenal de…, cuyo nombre, teniendo en cuenta su todavía sana y vigorosa existencia, me permitiréis que calle. Su Eminencia tiene concertado un arreglo, en Roma, con una de esas mujeres cuya servicial profesión es la de proporcionar a los libertinos el material que necesitan como sustento de sus pasiones; todas las mañanas le lleva una muchachita de trece o catorce años, todo lo más, pero con la que monseñor no goza más que de esa incongruente manera que hace, por lo general, las delicias de los italianos, gracias a lo cual la vestal sale de las manos de Su Ilustrísima poco más o menos tan virgen como llegó a ellas, y puede ser revendida otra vez como doncella a algún libertino más decente. A aquella matrona, que se conocía perfectamente las máximas del cardenal, no hallando un día a mano el material que se había comprometido a suministrar diariamente, se le ocurrió hacer vestir de niña a un guapísimo niño del coro de la iglesia del jefe de los apóstoles; le peinaron, le pusieron una cofia, unas enaguas y todos los atavíos necesarios para convencer al santo hombre de Dios. No le pudieron prestar, sin embargo, lo que le habría asegurado verdaderamente un parecido perfecto con el sexo al que tenía que suplantar, pero este detalle preocupaba poquísimo a la alcahueta… «En su vida ha puesto la mano en ese sitio -comentaba ésta a la compañera que la ayudaba en la superchería-; sin ninguna duda explorará única y exclusivamente aquello que hace a este niño igual a todas las niñas del universo; así, pues, no tenemos nada que temer…» Pero la comadre se equivocaba. Ignoraba sin duda que un cardenal italiano tiene un tacto demasiado delicado y un paladar demasiado exquisito como para equivocarse en cosas semejantes; comparece la víctima, el gran sacerdote la inmola, pero a la tercera sacudida: -¡Per Dio santo! -exclama el hombre de Dios-. ¡Sono ingannato, quésto bambino è ragazzo, mai non fu putana! Y lo comprueba… No viendo nada, sin embargo, excesivamente enojoso en esta aventura para un habitante de la ciudad santa, Su Eminencia sigue su camino diciendo tal vez como aquel campesino al que le sirvieron trufas en lugar de patatas: «¡Qué me engañen siempre así!» Pero cuando la operación ha terminado: -Señora -dice a la dueña-, no os culpo por vuestro error. -Perdonad, monseñor. -No, no, os repito, no os culpo por ello, pero si esto os vuelve a suceder no dejéis de advertírmelo, porque… lo que no vea al principio lo descubriré más adelante.
Se supone, yo no lo afirmaria, pero algunos eruditos nos lo aseguran, que la flor del castaño posee efectivamente el mismo olor que ese prolífico semen que la naturaleza tuvo a bien colocar en los riñones del hombre para la reproducción de sus semejantes.
Una tierna damisela, de unos quince años de edad, que jamás había salido de la casa paterna, se paseaba un día con su madre y con un presumido clérigo por la alameda de castaños que con la fragancia de las flores embalsamaban el aire con el sospechoso aroma que acabamos de tomarnos la libertad de mencionar.
-¡Oh! Dios mío, mamá, ese extraño olor- dice la jovencita a su madre sin darse cuenta de dónde procedía-. ¿Lo oléis, mamá … ? Es un olor que conozco.
-Callaos, señorita, no digáis esas cosas, os lo ruego.
-¿Y por qué no, mamá? No veo que haya nada de malo en deciros que ese olor no me resulta desconocido y de eso ya no me cabe la menor duda.
-Pero, señorita…
-Pero, mamá, os repito que lo conozco: padre, os ruego que me digáis qué mal hago al asegurarle a mamá que conozco ese olor.
-Señorita -responde el eclesiástico, acariciándose la papada y aflautando la voz-, no es que haya hecho ningún mal exactamente; pero es que aquí nos hallamos bajo unos castaños y nosotros los naturalistas admitimos, en botánica, que la flor del castaño…
-¿Que la flor del castaño … ?
-Pues bien, señorita, que huele como cuando se eyacula.